Cuadernos de Humo

Correo de España (3) Cuando no se tiene recuerdo de la muerte.


                     

                               CUANDO NO SE TIENE EL RECUERDO DE LA
MUERTE               
Lo que dejan los días, de Pablo Núñez.
XII Premio de Poesía Dionisia García
Aula de Poesía.
Universidad de Murcia
   En Lo
que dejan los días
uno se encuentra con versos como estos:
“Un camino
que contiene todos los caminos”‘.
“Ingenuos arañazos a la muerte”.
“El reflejo de los siglos en el agua”.
“Somos el tiempo que se ha ido”.
   Un poema como este: Regreso.

                                    La ciudad a
la que viajas no es la misma

de tus años de gloria, ni tú eres
aquél en cuyo sueño amanecías.
Por eso es imposible ya el encuentro:
hoy regresas siendo otro
y si renace en ti el de entonces te pierdes,
en la inocencia de no tener aún
recuerdo de la muerte.

        Un libro de un poeta que respeta
la palabra y la emplea con precisión. Un libro en el que se combina la reflexión
fría y cerebral con el contenido emocionado del corazón. Por el que recorre una
brisa de humanismo solidario con la gente que rodea al poeta. Con los poetas
que le precedieron con los que pasa parte de su vida.

                               

Ojalá
volviera alguno de estos hombres
a
cuyos libros dedico la mañana
–y
más que eso, la vida en buena parte–
para
comparar la verdades de hoy con las de entonces
 y para confrontar los sueños con los sueños.

        Lo que
nos dejan los días
es un libro trabajado, pensado y estructurado en tres
cavidades: I) El reflejo de los
siglos
con poemas arquitectónicos, “con techo”: “El
Pazo”‘ “Magdalen College”. II) Conversación en donde aparece la familia, el amor y el desamor y
uno de mis poemas preferidos: “Regreso” y III) Huellas de palabras en donde asoman los nombres de Pessoa, Auden y
Machado, con el guiño a JGBD y el recordatorio, en las páginas preliminares, de
Eliot y Borges. Y en donde uno se encuentra, tal vez paradójicamente, con el
poema más extenso (que a uno le parece que son dos poemas) titulado
precisamente “Lenguaje” en donde la huella de la palabra y su
significante vital asoman en la vida del poeta.
   
….es preciso celebrar el día en que nombramos
    por primera vez el mundo
    (tan pequeño y tan limpio entonces,
    en la infancia),
    y la tarde en que desciframos
    enigma de las letras ele cuaderno,
    pronunciadas por fin
    como si fueran ciertas
    –como si “gato” fuera
realmente el gato,
     y en la palabra “casa”
     hubiera ventanas y puertas–. 
      Un libro en el que la palabra siempre
está de cumpleaños.

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