Cuadernos de Humo

Lux aeterna

                              

                                              MÚSICA
PARA UN OIDO LLENO DE RUIDO.

La
próxima semana vamos a ir a escuchar el Réquiem de Brahms  dirigido por 
Christoph von Dohnányi con la New York Philharmonic,
la soprano Camilla Tilling
,  el barítono Matthias Goerne y New York Choral Artists, con
Joseph Flummerfelt como director.
De pronto he recordado que en alguna parte
había escrito algo sobre la “banda sonora” que me gustaría escuchar cuando mi
oido esté en silencio total. Me ha preocupado que no hubiera incluído el
Réquiem de Brahms, uno de mis favoritos. Como no estaba seguro del lugar en que
fue publicado pedí ayuda a Marcos Taracido que, en su momento, dirigía la
Revista Almacén, donde yo pensaba que había escrito el texto. Me saca de
mi duda y me da el lugar donde se publicó: Diario de Brooklyn, 2007. Y
veo con alegría que ahí está Bramhs.  

Sábado, 11.— Uno, a veces, se imagina su muerte. Se ve muerto
rodea- do de gente que entra y mira con ojos aterrados, habla con palabras de
corcho, ríe con hielo, comenta con salmos de polvo y se va llevándose en sus
retinas la imagen de la muerte. Uno confunde su muerte con la de su padre y se
ve en la misma iglesia, en el mismo primer banco donde está toda la familia. Se
ve al mismo tiempo en el ataúd en donde en re lidad estaba su padre. Nunca ve a
la persona que más quiere en el mundo porque piensa que el amor que se tienen
ha vencido a la muerte.
 
Una de las cosas que a uno
le gustaría que hicieran cuando esté muerto sería que le interpretasen en una
sala grande, desnuda y luminosa, solo adornada de luz, un «Réquiem» hecho de
varios réquiem, de distintos compositores que a uno le han acompañado en vida.
Este sería el réquiem de réquiem que me gustaría oír cuando estuviera muerto:
·     
«Réquiem aeternam» del War
Requiem
de Britten.

·     
«Introit» del Réquiem de
Duruflé.

·     
«Denn alles Fleish es ist
wie Gras» del Réquiem Alemán de Bramhs porque me parece una obra
minuciosa, como un tapiz hecho con huesos de niebla.
·     
«Kyrie» del Réquiem de
Berlioz (Grande Messe des Morts).

·     
«Dies irae», del Réquiem
de Gounod.

·     
«Liberame Domine», de la Misa
de Réquiem
, de Verdi sobre todo por el ímpetu que le pone Montserrat
Caballé.

·     
«Sanctus» del Réquiem de
Fauré por la sombra que le pone el violin al coro.
·     
«Agnus Dei» de Dvorak,
sobre todo en la grabación de Pilar Lorengar.
·     
«Lux aeterna» del Réquiem
de Mozart.

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