Cuadernos de Humo

Escribir lo nuevo como si fuera viejo y lo viejo como si fuera nuevo

               

        Poética para Susana. Anatole
France decía que una obra de arte nunca se acaba, que está siempre creciendo y
en movimiento, con una dinámica creadora y reflexiva. Ante la imposibilidad de
terminarla y hacerla perfecta se la deja aunque a los ojos del creador todavía
esté necesitada de su protección. Abandonada, llega a otros ojos, a otras
manos, a otro corazón y estos la acogen y la hacen suya. Y, a su manera, la vuelven
a adaptar a sus necesidades, a sus deseos, a sus esperanzas, a sus miedos y a
sus sombras. Pero la obra sigue creciendo en ellos y, aunque sea la misma que
salió del corazón del escritor, ya no es la misma
.
     A: Angustia. Lo emocionante es el
proceso creativo. Un poema nace, pero se hace. Se lee una frase, se huele un
perfume, se toca un cuerpo y algo de ello se queda escondido en el cerebro y,
de pronto, un día vuelve y “algo” te empuja a ponerte delante de una hoja. No
sabes qué va a ocurrir. Y empiezas. Algunas veces ese principio se queda en
principio. Otras se logra escribir unos versos, en ocasiones se deja un espacio
para más versos que se sabe que van ahí, pero que no se tienen todavía, sin
embargo, sí que se tiene el verso final u otros versos aislados. El primer
esbozo a veces sólo queda en eso: algo impreciso y borroso. Otras veces el
esbozo pasa a ser algo parecido a un poema: las tachaduras, cruce de palabras,
adiciones, mudanza de versos, flechas, interrogaciones… Al enfrentarte con el
poema y leerlo en voz alta, se nota que no es lo que se quiere y se deja. O,
por el contrario, te dice algo a ti mismo y lo corriges, lo pules, podas las
palabras innecesarias. Podar es siempre muy difícil. Hay que callarse mucho
para decir poco. Tiempo después, si quedas satisfecho, lo pasas “a limpio” y lo
pones a descansar. Si después de dos o tres meses todavía te dice algo, lo
salvas, si no, lo dejas que descanse. Durante este proceso se vive un período
que va desde el gozo y el placer al dolor y a la angustia. Al corregir hay como
una urgencia que hace que luego se dude y no se entiende bien lo que se puso y
uno tiene miedo de no recordar la palabra elegida. Desde que se escribe el
primer verso y se llega al último, el poema salvado, se ha vivido con el poema
por mucho tiempo. Sí, tocadle más y más, que la vida de la rosa está en el
tacto de su espina, no en el perfume de su terciopelo. Bye, Juan Ramón.
     B: Buceos. La poesía no es solo una
cuestión de rima, musicalidad, estructura, elección del tema, del título del
poema o la precisión en escoger la palabra exacta, la metáfora más afortunada y
el fondo que vaya paralelo con la forma y sirva de ropaje para lo que se dice.
La poesía es, también, un estado mental, una postura espiritual y una conexión con
la formación intelectual del poeta. La poesía es, sobre todo, una sed y una
sequía de adjetivos.
     C: Claridad. Nunca descifrar del
todo la oscuridad, dejar que el enigma nos preocupe, nos inquiete y nos haga
volver de nuevo a la búsqueda de la claridad total.
     D: Dudas. Cuando se es joven se
suele escribir un poema inmediatamente después de sentir la “inspiración”. El
tiempo enseña que la inspiración es otra cosa y que “esta cosa” hay que dejarla
reposar, que la emoción se sedimente, y luego se reavive y sea filtrada a
través de las propias experiencias del poeta. (Hay poetas que le han puesto un
piso a la inspiración). No hay que ponerse demasiado serios para escribir un
poema, pero tampoco ser un payaso. ¿Hay que escribir un poema desnudo, desnudo?
     E: Engaño. Vivimos y nos movemos en
un coto cerrado llamado Engaño y los poetas que utilizan este engaño son más
justos que quienes no lo utilizan y el que es engañado se hace más sabio que el
que no se deja engañar.
     F: Fingimiento que ya el marqués de
Santillana, en su
Proemio-carta, nos brinda al definir a la poesía como “un
fingimiento de cosas utyles, cubiertas o ueladas con muy fermosa cobertura,
compuestas, distinguidas e scandidas por cierto cuento, peso e medida…” Veladas
con muy hermosa oscuridad, con enjundia y musicalidad.
     G: Gatillo. Un poema es una bomba
envuelta en papel de plata que, después de haber encendido la mecha en el
primer verso, debe estallar en el último.
     H:
Humano
. “La defensa de la oscuridad tenía su base en el concepto divino de
la poesía”. Gorgias me alumbra esta triada: engaño-ocultamiento-veladura. Lo
curioso que esa veladura cubre algo que es una verdad luminosa. Querer tapar el
sol con un dedo. 
     I: Identificación. La vida del
poeta, a veces, se mezcla con la de la persona en la que la voz poética es la
voz del poeta que es la voz de la persona que escribe el poema. Y la confusión
se funde y hace que el hombre se identifique con la poesía y la poesía con el
hombre y ambos con el poeta. No saber que se vive: si la poesía, la vida o una
voz.
     J: Juventud. Cuando uno ve la vida
con la mirada de los 20 años, los poemas salen como un torrente. Se escribe con
espontaneidad, frescura y excesivo derroche de palabras, poca idea, mucha
elocuencia, apenas si un rescoldo para la reflexión y la meditación. Luego el
tiempo te oscurece las palabras.
     K: Karma. Escribir lo nuevo como si
fuera viejo y lo viejo como si fuera nuevo.
     L: Luz. Que cada palabra no escrita
se lea, que cada silencio se oiga, que cada ausencia se presienta, que lo
oscuro tenga luz y que no falte ni sobre nada, que agobien las imágenes pero
que no traicionen.
     M: Maleza es sinónimo de bar,
sauna, hotel, parque, alcoba, allí donde la peste todavía sigue vigente. El
vicio esta ahí y con el vicio el reino de la peste y con la peste, la muerte.
¿A dónde iban esos muchachos que se adentraban en la espesura? ¿Al paraiso o al
infierno? Adentrarse en la poesía como si de la maleza se tratara. Entrar al
suicidio.
     N: Navaja. La poesía, o al menos mi
poesía, debe ser también un elemento provocador, no en el sentido “marxista”
que quería Otero: “un arma cargada de futuro” o la agresividad machista de
Hernández, tan demagógica, artificial y falsa: “nacerá nuestro hijo con el puño
cerrado”; yo estoy con la agresividad estética y si se quiere sexual, no
equivocación en los “pronombres”, no militancia, sí poesía sincera y profunda,
poesía metafísica escrita con el corazón y con los cojones. Yo estoy muy cerca
del Cernuda de “al amor no hay que pedirle sino unos instantes, que en verdad
equivalen a la eternidad…” Un poema más que un arma para el futuro es una
navaja del pasado, una mano abierta para el presente y una eternidad basada en
el instante de un amor para el futuro. Estoy en deuda con Góngora al que
siempre hay que volver, con Quevedo, con Aldana, con la poesía contemporánea en
inglés (Auden, Ginsberg, O’Hara, Schuyler, Frost…) Y estoy en deuda contigo.
     O: Oscuridad. La mala
oscuridad es la que nos impide, por falta de conocimiento, destreza e
“inspiración” aclarar la idea, mientras que la buena oscuridad es la que nos
deja clara la habilidad, la disposición del poeta para oscurecer el poema, al
hacerlo claro. Oscuridad y más oscuridad.
     P: Perturbar. Toda buena
poesía, toda poesía seria debe tener algo de maldición y algo de
misterioso. Y debe perturbar. Todo poema, como la vida, debe ser en cierto
modo, oscuro y maldito. La oscuridad le da al poema una distancia y le hace
minoritario e inalcanzable: un ghetto privado de belleza. Leer un poema
debe ser un acto de reflexión, una comunicación con lo espiritual, un
ritual, un sacrificio, un ejercicio de la mente y el corazón. Una comunión
entre el poeta, el oficiante, y el lector. Lo maldito conecta al poema con lo
negativo de la vida, con el infierno de la idea, con los demonios de la
inspiración. Lo maldito condena o salva al poema de lo común, lo cotidiano y lo
ya dicho y dicho mal.
     Q: Quimera. un arte de tal eleuado
entendimiento e de sotil engeño que non puede aprender, nin aver, nin alcanzar,
nin saber bien nin como deue.
Baena dixit.
     R: Relectura. Vuelves a leer lo
publicado y algunos poemas ya no te pertenecen, son ajenos, Y aunque reconoces
algunas ideas, metáforas y versos es como si no hubieras sufrido y gozado y
luchado al crearlos. Escritos por otra persona porque te ves reflejado como
lector, no como poeta. Ves en ellos algo de magia, de verdad. Te quema una
llama que nunca muere, aunque tú bien sabes que estos poemas morirán. Sientes
una unión con otros poetas que una tarde, leyeron sus poemas como lectores y se
supieron heridos, curados, condenados y malditos.
     S: Salvación. Poesía aparte de
comunicación, belleza, reflexión o compendio del mundo espiritual e intelectual
del poeta es, también, verdad, un espejo que enseña la cara y el alma (y la
cama) del poeta, lo público y privado. Así con la verdad, oscura a veces para
que el lector ejercite su mente y se gane el poema, seamos salvados por la
Belleza que no vemos, que nos cerca y que buscamos desesperadamente.
     T: Tiempo. Pasa el tiempo y la
palabra se remansa y, en ocasiones, no acude y el poema tarda en salir y cada
palabra es un ejercicio de disciplina, cada idea es el resultado de una
experiencia, meditada, vivida. Y cuando el poeta va enriqueciéndose de todo lo
que le rodea, penas, alegrías, la vida y la muerte, la educación formal y la
educación mundana, el poema es un compendio de la vida del poeta.
  U: Una definición de Paz. Entre lo que veo y lo que digo
                                            
entre lo que callo y lo que sueño

                                            
entre lo que digo y lo que callo

                                            
entre lo que sueño y lo que olvido: la poesía
.
     V: Verdad. Todo poema miente. ¡Ojo!
     X: En algunos poemas la ecuación
esconde muchas incógnitas, algunas imposibles de solucionar.
     Y: Yo. Creí haber oído la voz que
viene de siempre, descubrir la magia de lo que no se ve. Pero a menudo me
pregunto: Y si realmente ¿estoy ciego?
     Z: Zarpazo. Dice Baena “…porque es opynion de muchos sabyos, que todo omne
enamorado, conuiene a saber, que ame a quien deue e commo deue e donde deue…” Y
el que no entienda que pregunte.

   Esta poética se publicó en el siglo XX en Libro de Notas, que dirigía Marcos Taracido. Marcos coleccionaba poéticas, y miradas de cuervos en la nieve y llegó a tener una valiosa y variada coleccion. Hoy, escribiendo una reseña de un libro de poesía, buscaba una cita.  No la he encontrado, pero me sí he descubierto este texto que había olvidado. La poética, o lo que sea, fue escrita para la profesora Susana Reisz que me guió, como una madre, por los tortuosos caminos de la tesis doctoral. 

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