Cuadernos de Humo

Tres notas a tres mundos.



                   
                 SONETO 145
                     COMO UN PUÑAL DE PLATA

      Este soneto, uno de los más hermosos en la obra de sor 
Juana, está compuesto de catorce endecasilabos sáficos, 
rimando ABBA, ABBA, CDC, CDC, con acento en la primera, 
cuarta, sexta y décima sílabas, 10 sinalefas, latinismos 
(ostentando, primores, cauteloso, caduco, años, tiempo. . .),
de origen griego como  silogismo y metáforas en los versos 
1, 4, 9, 10, 11, 12, 13, y 14. 
      Los dos cuartetos son dos ideas completas; el primero 
comienza con un hipérbaton y una metáfora y ambos nos 
anticipan el clímax, la cadena de pensamientos de los dos 
tercetos: seis frases unidas por la forma verbal es; esta 
anáfora o repetici6n les imprime de una extraña dinámica, 
les unge de una magia especial,  flexibles aunque 
torturados, preparan al lector a desembocar en la apoteosis 
final del último verso; una relampagueante enumeraci6n que 
termina en una negación absoluta y total. La sintaxis del 
poema es tortuosa, su léxico culto y refinado. Todo él nos 
recuerda a G6ngora (“oro, lilio, clavel, cristal luciente”) 
y a Quevedo (“polvo serán, más polvo enamorado”) . 
Estructuralmente pensamos que el soneto no es una 
torre, castillo o fortaleza como aparentemente puede 
parecer, sino una clarísima pirámide invertida. En la base 
la vida, la filosofía, el tiempo; en el vértice la muerte, 
la sombra, la nada. Este soneto es un escalofrío que se nos 
clava, como un puñal de plata, en la garganta del llanto; 
un río que desemboca en el mar del existencialismo 
renacentista y en el polvo de oro del Barroco. Un soneto 
para toda una eternidad. 




                                                                                              
       SONETO 146   
       LA TEMPORALIDAD DE LA BELLEZA


      Vanitas vanitatum et omnia vanitas, podría ser la 
idea argumental de este soneto de la Décima Musa. Un soneto 
formado de cuatro bloques de rígidos y monolíticos y a la 
vez gráciles y flexibles endecasílabos, rimando ABBA, ABBA, 
CDC, CDC, con acento en la primera, cuarta, sexta y décima 
silabas (sáficos), excepto en los versos 3 y 7 
que llevan el acento en la cuarta, quince sinalefas, con 
latinismos (fragante, sutileza, magisterio…). Es de 
destacar el triple retruécano en los versos 3-4, 7-8 y 
13-14 y que son el argumento del soneto. Encontramos 
metáforas en los versos 3-4, 7-8 y 10. 
      Nos golpea nuestra atención la pregunta en el primer 
verso y la siguiente que completa el primer cuarteto. El 
segundo nos dice del desprecio del poeta hacia lo material, 
valorando el entendimiento por encima de esto. Nos atrae el 
juego repetitivo y ondulante de sus versos, alterando y 
negando dos ideas, el efecto logrado es sorprendente. La 
metafora “despojo civil de las edades” provee al primer 
terceto de una fuerte carga historicista, 
      Hay, a lo largo del soneto, una vena filosófica, una 
raison d ‘etre, una poética, un enunciado de la mentalidad 
de sor Juana que, al desdeñar el oro y la hermosura, nos 
está resumiendo en catorce hermosos afluentes, un río 
filosófico e histórico que comienza en Grecia y continúa 
hasta nuestros días: La temporalidad de la belleza, el 
bíblico recordatorio de que eres polvo y en polvo te has de 
convertir. 



                                            
               

               
                SONETO 147 
                LA ROSA DE LA VANIDAD
      Tocadla una vez más, que así es la rosa, podríamos decir, 
parafraseando a J, R. Jiménez, acerca de este soneto de sor 
Juana. Compuesto de dos cuartetos con ideas propias, siguen 
los tercetos que se encadenan por la admiración inicial. 
Riman ABBA, ABBA, CDC, CDC, con acentos en la primera 
cuarta, sexta y décima sílabas. A lo largo del soneto 
contamos 14 sinalefas, dos de ellas en tres sílabas 
consecutivas y metáforas en los versos 3, 4, 5 y 8.  
Latinismos (divina, fragante, magisterio…) Los versos 
8 y 14 son dos ejemplos de paradoja y el 13 lo es de 
antítesis. 
      En cuanto a la forma es este un poema “arquitectónico”, 
grave, de talante apostrófico; de acusada dualidad 
conceptual. Un soneto de olores: el olor eterno de la rosa 
y el olor inmarcesible y agrio de la muerte; de colores: 
rojo (“magisterio purpúreo”) y blanco ( “enseñanza nevada”); 
de vida (“cuna alegre”) y muerte (“triste sepultura”); de 
sabiduría y de necedad; de altivez y de caducidad. 
      La rosa es sólo un pretexto para que la monja nos dé 
un sermón de carácter moral y constructivo usando de la 
alegoría -que es lo que el soneto es-, para enseñarnos de la 
fugacidad de la vida y lo que con ella nos viene dado. Es 
un soneto conceptista. Y se presiente a Calderón. Es lo 
opuesto al “carpe diem” medievalista e irresponsable. Es un 
elogio al pragmatismo y al sentido común que, a veces, no 
podemos ejercitar porque la efímera rosa de la vanidad nos 
ciega con su “magisterio purpúreo” los ojos de la realidad 
impidiéndonos ver y oler la rosa eterna. 



Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *