020318.- La tormenta arranca la piel de la sombra de los paraguas y deja
ver sus metálicas vertebras. Con este huracán todos los paraguas han perdido su
inocencia, como otros la perdimos en una noche ventosa de marzo. Aparecen en
las fachadas manchas como frescos románicos de línea frágil y contorno débil. Dentro
de la casa vive una niebla que nos obliga a encender la luz, a subir las
persianas y nos nubla el camino al dormitorio donde el lecho es como una
barcaza a la deriva. Encerrados intentamos resolver ecuaciones con varias
incógnitas, arreglar cuentas y escuchar, una vez más, don Carlo, de Verdi que
encierra tanta historia personal. Se acaba la botella de Tanqueray y los cubitos tiñen de un azul helado la ginebra. Ayer,
de vuelta de ver A fantastic woman, en
un cine de Manhattan, pasamos por Mercer Street a una de las pocas tiendas de
libros de segunda mano que va quedando en la ciudad. A ella han ido mis amigos interesados en libros raros que vienen a verme. Mientras yo miro la sección de poesía, donde encuentro los Poems 1970-1971 de Robert Graves, tú desapareces
y cuando vuelves me dices que has estado en una sección que era como un cementerio,
donde los libros muertos están enterrados. Arropados por la niebla, que es como
un huésped perturbador, leo el libro de Graves y de pronto hay un poema que me
pide que lo saque del libro y lo vista con otra túnica, con joyas de diseño.
Así hago y aquí está con nosotros alegrando el oscuro collar de la lluvia, ahuyentando
la tela toldo de la niebla y recordándonos el tiempo en que la belleza llevaba
en sus caderas cilicios de plata. Me iba a asomar a la ventana a ver si la
tarde, que se aleja, se llevaba a la lluvia, pero no hace falta: en los
cristales suena el tecleo del agua que escribe un mensaje en clave con el papel
carbón de la noche. Pero ya se ha ido la niebla.
ver sus metálicas vertebras. Con este huracán todos los paraguas han perdido su
inocencia, como otros la perdimos en una noche ventosa de marzo. Aparecen en
las fachadas manchas como frescos románicos de línea frágil y contorno débil. Dentro
de la casa vive una niebla que nos obliga a encender la luz, a subir las
persianas y nos nubla el camino al dormitorio donde el lecho es como una
barcaza a la deriva. Encerrados intentamos resolver ecuaciones con varias
incógnitas, arreglar cuentas y escuchar, una vez más, don Carlo, de Verdi que
encierra tanta historia personal. Se acaba la botella de Tanqueray y los cubitos tiñen de un azul helado la ginebra. Ayer,
de vuelta de ver A fantastic woman, en
un cine de Manhattan, pasamos por Mercer Street a una de las pocas tiendas de
libros de segunda mano que va quedando en la ciudad. A ella han ido mis amigos interesados en libros raros que vienen a verme. Mientras yo miro la sección de poesía, donde encuentro los Poems 1970-1971 de Robert Graves, tú desapareces
y cuando vuelves me dices que has estado en una sección que era como un cementerio,
donde los libros muertos están enterrados. Arropados por la niebla, que es como
un huésped perturbador, leo el libro de Graves y de pronto hay un poema que me
pide que lo saque del libro y lo vista con otra túnica, con joyas de diseño.
Así hago y aquí está con nosotros alegrando el oscuro collar de la lluvia, ahuyentando
la tela toldo de la niebla y recordándonos el tiempo en que la belleza llevaba
en sus caderas cilicios de plata. Me iba a asomar a la ventana a ver si la
tarde, que se aleja, se llevaba a la lluvia, pero no hace falta: en los
cristales suena el tecleo del agua que escribe un mensaje en clave con el papel
carbón de la noche. Pero ya se ha ido la niebla.
CON UN REGALO DE ANILLOS
No te envié joyas de bisutería:
verdaderas piedras preciosas frías al contacto con la
lengua, sus engarces antiguos,
lengua, sus engarces antiguos,
su magia evidente.
Oculta tu orgullo, acéptalas con negligencia
pero, desnuda en el sofá, llévalas para mí.
WITH A GIFT OF RINGS
It was no costume jewellery I sent:
True stones cool to the tongue, their settings ancient,
Their magic evident.
Conceal your pride, accept them negligently
But, naked on your couch, wear them for me.