Cuadernos de Humo

Echando leña al fuego.


A veces hacen entrevistas que
nunca se publican. Y, en cierto modo, es una suerte porque la gente suele irse
por las ramas e intentar ser inteligente, gracioso y genial. Estoy revisando el
Diario de 2016 (me llegan buenas noticias) y me encuentro con esta,
que había olvidado y que me hicieron hace un año por estas fechas. He decidido no incluirla en el Diario.
Aquí va



1) ¿Quién es Hilario Barrero?
 Ahora
un maestro jubilado que pasa a limpio la suciedad del tiempo perdido en los
cajones del olvido.
     Y un
“ex
professor” que usa el título para firmar cartas de recomendación de
algunos alumnos
 que continuarán el amor a la literatura       
     y a
la vida.     
Este dragón que tengo tatuado
que a veces es carbón, otras cuarcita,
si se encrespa, se excita o se encabrita
puede escupir un liquido encantado.
Vive en la oscuridad de mi costado
tensándome la piel que se marchita.
Se arruga con el líquido y tirita
cuando tengo mi cuerpo enjabonado.
El tiempo borrará su colorido
y perderá la fuerza de su fuego
si me atrevo a sacarle del armario.
Ahora que está vivo y encendido,
que bufa y que resopla sin sosiego
pienso que este dragón se llama Hilario.

2) ¿Por qué NYC?
Persiguiendo y siguiendo, acechante, al que es el Amo de Llaves de mi
vida.

3) Para ti la literatura, la poesía,…
— I.  ¿De qué torrente nace, en
qué pozo se cubre de eco marinero, de qué montaña llega, dónde queda escondido
el metal de su aliento, en qué túnica de humo se bautiza, qué desnudez la suya,
en qué tierra de nadie proclama su inocencia?; si pura, ¿qué sangre anima el
fuego de su sexo ignorado?;  si violada, ¿qué banda
 narradora la forzaron a beber de su tinta? Si es un cuerpo de
guerrero ¿qué bronce mal fraguado en la hoguera de Apolo le tizna con un virus
de moho su torso amoratado?
II. ¿Dónde está su belleza
intocable? ¿En un mármol roído de lujuria, en la rúbrica del óxido firmando su
sentencia o en una rosa agrietada en su esplendor de mayo por la ferocidad sin
freno del olfato cobarde?
III. Ignorando si llamarla con
nombre de batalla o con signo de tregua, bautizada de almendra, con el velo
nupcial apuntalado de hambrientas gaviotas, o dejar que su sombra enajenada se
refleje en el asilo de la rama,  domado su galope enfebrecido, con
lentitud de carroza plomada que aplaste las arrugas de la tarde.
IV.  Cuando ansías su lengua
de muchacha te ofrece la amargura de su boca de fruta no madura, su saliva
vinagre, agrios sus labios con bozales de espuma; cuando esperas en noches de
tormenta que llueva en la ventana del poema te ofrece la sequía abacial de la
cuaderna vía, sudario de la rima condenada, consonantes de polvo y de ceniza;
cuando piensas en ella, cuando esperas su aroma de tedéum triunfal te da un deprofundis de silencios.
 V.  Encendida la
lámpara del aceite bendito esperas su llegada, virgen prudente y necia, beata
del incienso que perfuma sus pechos, que llegue cuando quiera, que juegue con
tu pelo, que caliente tu boca, que te ayude, que desnude tus ojos, que te
envuelva tus manos en tules congelados, que le dé al corazón una armadura de
soldado vencido, en tu sien un disparo de pólvora cautiva.
 VI. Siempre la
incertidumbre de no saber si vuelve, si olvidó mi costumbre de acariciar sus
muslos. Siempre teniendo miedo de ser tan sólo un  siervo que no le da
placer a su látigo húmedo, perro que solo bebe de su lluvia oxidada de tiempo y
de su musgo ronco. De ser tan sólo un hombre sin simiente para su corazón de
madre, de ser una mujer para la ambigüedad de su mirada y ofrecerle un orgasmo
en la falsa bandeja de mi voz de castrato para su colección de autógrafos sin
nombre.
 VII. Y siempre la amargura,
la duda, el desaliento de que no me conozca, que me ignore, que no vuelva jamás
y si me deja ¿cómo vivir sin el sonido de su voz, sentir sin el  cuchillo
de su aliento, respirar sin el aroma de su muerte?
¡Puta poesía!
4) Locus amoenus real… o redes
sociales.
— La cama.
           
5) Vender poesía. Regalar poesía.
La poesia no se compre ni se vende, sino todo lo contrario.

6) Nombres capitales en tu trayectoria. Qué
libro o qué autor te despertó.
Toledo, (Yo), Barcelona, (Tú), Brooklyn, (Ella): Vida, Amor, Muerte.
    Mi madre durmiéndome mientras me cantaba “Mi
vaquerillo”, de Gabriel y Galán y nos recitaba, a mi y a mis hermanos, poemas
de Campoamor, Machado y otros. Luego, Góngora. “How can you live without
Gongora?”, me preguntaban.
Eliot al que siempre hay que volver. Pound, volver de
vez en cuando y Frost en el recuerdo.

7) A la literatura le pides…
Que no me
pida nada.

8) Cuadernos de Humo. Qué, para qué. Cómo.
 
Viviendo en un país que no es
el tuyo, aunque lo sea, a veces sientes que la madera de la vida te llena el
granero y sabes que va a llover y se puede mojar, leña mojada es leña con humo.
Es edificante y ayuda tener una chimenea por donde salga la gratitud, el amor,
el respeto que uno tiene a la poesia, a la amistad a la vida. De “Cuaderno” que
pase a Revista y de revista que pase a Coleccion. Y después abrasarme en la
hoguera.

9) Sueños de Hilario que se puedan compartir.
Uno no sueña. En primavera llegará, y esto es una primicia, de la mano
de una veterena y prestigiosa editorial sevillana, una antología poética
titulada “Educación nocturna” que será mi “testamento poético”: un libro que es
una vida. La edición y el prólogo es de un crítico y poeta que, por supuesto,
ilumina el, a veces oscuro, (nocturno) texto.

10) Tu nostalgia. Tu razón para seguir en
esto.
Si uno está herido por el amor, lo único que uno quiere es morir en los
pronombres. Después de toda una vida dedicado a “esto” uno no sabe hacer otra
cosa. ¿Nostalgia? La distancia ha nublado mi nombre, el humo parece ser que lo
está aclarando.
Gracias por echar
leña al fuego.
           

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