Pájaros
inquisitoriales, revestidos para la ceremonia de la tortura, abren la comitiva.
Llevan pliegues de acero, togas de fuego y algodón de quemar.
inquisitoriales, revestidos para la ceremonia de la tortura, abren la comitiva.
Llevan pliegues de acero, togas de fuego y algodón de quemar.
Tú ibas delante y yo detrás.
Roedores que clavan sus dientes afilados, hunden sus uñas de cristal y
construyen guaridas por donde crece la nieve.
Llegó el tiempo en que tuvimos que cerrar
las ventanas.
Cuervos de carbón encendido; sus plumas, ascuas en plenitud, sus alas tizones de
sombra espesa, picón mojado sus uñas; el pico, una
gubia de luz renacentista, ceniza maldita su aliento.
Fuimos
perdiendo amigos y anduvimos por un campo minado.
Un hurón de oficio electrificando, con su lentitud
mecánica, la columna vertebral del reo. La hoguera estaba montada y ardió la
nieve.
En las misas
de réquiem yo iba detrás y tú delante.
Un “torquemada”, con el hisopo lleno de lluvia,
bendijo las cenizas.
Mientras
dormía, tú intentabas robarme un poco del dolor.
Roedores que clavan sus dientes afilados, hunden sus uñas de cristal y
construyen guaridas por donde crece la nieve.
Llegó el tiempo en que tuvimos que cerrar
las ventanas.
Cuervos de carbón encendido; sus plumas, ascuas en plenitud, sus alas tizones de
sombra espesa, picón mojado sus uñas; el pico, una
gubia de luz renacentista, ceniza maldita su aliento.
Fuimos
perdiendo amigos y anduvimos por un campo minado.
Un hurón de oficio electrificando, con su lentitud
mecánica, la columna vertebral del reo. La hoguera estaba montada y ardió la
nieve.
En las misas
de réquiem yo iba detrás y tú delante.
Un “torquemada”, con el hisopo lleno de lluvia,
bendijo las cenizas.
Mientras
dormía, tú intentabas robarme un poco del dolor.