ACÉRCATE A LA POESÍA, TÓCALA Y EMPIEZA A VIVIR.
Lugar de las hogueras, Alfredo Buxán
Si sientes un escalofrío o un nudo en el corazón, si algunas de las palabras que usamos en el lenguaje diario te parecen nuevas, con un brillo especial, si esas palabras unidas a otras son como estrellas recién nacidas, ascuas que te queman con la lumbre del sentimiento, si entras en un laberinto del que no quieres salir, es que has entrado en un mundo que llaman poesía.
No es fácil, claro, encontrar esa lumbre o ese escalofrío entre tanta hojarasca y tanta maleza como nos acecha. Por eso uno se alegra y celebra el encontrarse con Lugar de las hogueras, el último libro de Alfredo Buxán (1950), publicado en la Colección La garza roja. Leyendo El rumor, el libro anterior a este, uno escribió “que era un libro que te deja temblando de emoción, que te confirma que el mundo está bien hecho y en cada verso, en cada poema descubres que la belleza y la emoción son las dos columnas en las que se sostiene este rumor que entra en tu corazón y te reconforta y te alivia, te recuerda la magia, el poder, el hechizo de la poesía que no pasa de moda, la que se escribe con el corazón, la que dice lo mismo de siempre como si fuera nuevo, la que habla de rumores, de sensaciones, de pájaros y flores, de la rama desnuda o de un lobo que madruga o de temas clásicos como el tempus fugit “.
Y uno vuelve a sentir los mismos rumores y las mismas sensaciones. El poeta sigue fiel a su estética y a su razón de ser y de vida. El mundo está bien hecho, dice en el poema “Una casa” que, junto a “Tu nombre”, el lector podrá disfrutar y apreciar la buena poesía. Una poesía que te hace crecer, que pone luz en tus ojos, que te descubre la fugacidad del tiempo y te recuerda esa “ave que vuela” y nos invita a mirar la luz que “parece un gato / con frío en una esquina / de la mesa. / Sólo espera / que te acerques a tocarla / para crear el mundo”.
Abre el libro un poema titulado “Poesía”, una poética que nos invita a que la tomemos del talle y bailemos con ella, a que entremos en este lugar donde la poesía es una hoguera que arde en nuestro
corazón.