El cuaderno iluminado, de Fernando José Carretero es un museo de historia y de vida, de rostros y miradas, de personajes de perfiles desgastados en monedas de plata, un mapa de ciudades y jardines con rosas de muerte. Es un libro con poemas envueltos en una luz como la de un verso de Shakespeare (en el soneto 5): “a liquid prisoner pent in walls of glass”, (líquido prisionero entre paredes de cristal). Luz y belleza, ritmo equilibrado y endecasílabos rigurosos. Un retablo ateo con poemas de un preciosismo iluminado, un suave barroquismo donde la luz se mira en el espejo de la melancolía. Vuelvo de nuevo a pasearme por las salas de este recinto y me encuentro con “el fragor de la luz” de agosto. Un libro que deslumbra.
(Almud ediciones. Biblioteca añil literaria). Ilustración de Fernando Batista.