Cuadernos de Humo

Narcisos

Los narcisos no tienen que viajar en el Metro. Aparecen, de pronto, en la ladera iluminándola y avisando que es marzo, mientras una bicicleta frena a la sombra que viene avanzando.

Algunos mortales nos aventuramos a tomar el Metro que últimamente está en “modo” peligroso. Dos de ellos van a dejar en una portería de un lujoso edificio en Manhattan los papeles de los impuestos (aquí la fecha tope es el 15 de abril). Los llevan en el macuto de la incertidumbre porque la persona que los hace se encuentra pasando momentos difíciles.

Un vagón es siempre un retablo de rostros, miradas, penas, historias, enigmas y alguna que otra pistola o navaja escondidas en el fondo de la desesperación o la miseria o la droga. Rostros que pesan, que conmueven, que hacen que uno esté agradecido a la vida.

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