COMO QUIEN VUELVE AL PARAÍSO.
Tres poemas portugueses
I
Un viejo, como
un barco a la deriva,
un barco a la deriva,
algas en su
mirada y entre sus manos cieno,
mirada y entre sus manos cieno,
vuelve al café
de entonces,
de entonces,
como si
regresara al paraíso,
regresara al paraíso,
no sabe bien
que es al infierno donde vuelve.
que es al infierno donde vuelve.
No olvida la
penuria de aquel tiempo,
penuria de aquel tiempo,
ni el olor a
sardinas, los cuatro pisos de la pensión oscura,
sardinas, los cuatro pisos de la pensión oscura,
ni el deseo
brutal que le ardía en sus ojos,
brutal que le ardía en sus ojos,
tampoco olvida
cómo, en la hondura del parque,
cómo, en la hondura del parque,
al hacerse de noche
buscaba compañía.
buscaba compañía.
Ahora que no
le falta nada, está falto de todo:
le falta nada, está falto de todo:
se cansa,
confunde los recuerdos y se sabe invisible.
confunde los recuerdos y se sabe invisible.
Acompañado de
su sombra siente la puñalada de la niebla
su sombra siente la puñalada de la niebla
que lleva el
río puesta de camisa.
río puesta de camisa.
En el Jardim
da Cordoaria encontró a Ganimedes,
da Cordoaria encontró a Ganimedes,
y recuerda una
vez más, ahora que está solo,
vez más, ahora que está solo,
aquella noche,
hace cuarenta años,
hace cuarenta años,
en la ruidosa cama
de una pensión de Oporto.
de una pensión de Oporto.
II
Ángeles falsos
resplandecen en espejos barrocos
resplandecen en espejos barrocos
en los que se
reflejan turistas refinados.
reflejan turistas refinados.
Entre el ruido
de copas y el olor a café
de copas y el olor a café
le quema el
mármol de la mesa fría.
mármol de la mesa fría.
Le abruma el
perfil del camarero,
perfil del camarero,
efímera moneda
troquelada de luz,
troquelada de luz,
llevando una
bandeja en perfecto equilibrio
bandeja en perfecto equilibrio
que pasa junto
a él y no lo mira.
a él y no lo mira.
Sale desorientado
de tanta soledad,
de tanta soledad,
de tal
derroche de belleza
derroche de belleza
y sube al
atardecer hasta el Castillo
atardecer hasta el Castillo
donde una vez
ganó una batalla y conquistó su reino.
ganó una batalla y conquistó su reino.
Llora al ver
perdida la que fuera su Alhambra,
perdida la que fuera su Alhambra,
siendo el último
dueño de cuerpos fulgurantes.
dueño de cuerpos fulgurantes.
La reina de la
noche le acepta las llaves de su vida.
noche le acepta las llaves de su vida.
Es hora de
partir.
partir.
III
Hace fuerza por
recordar su único perfil
recordar su único perfil
y aparecen mil
rostros,
rostros,
persevera en
recordar sus brazos y su pecho
recordar sus brazos y su pecho
y recuerda el
abrazo final,
abrazo final,
quiere perpetuar
el brillo de sus ojos
el brillo de sus ojos
y aparece la
noche,
noche,
si pudiera de
nuevo quemarse entre sus labios
nuevo quemarse entre sus labios
y no tener su
aliento hecho ceniza,
aliento hecho ceniza,
naufragar en su
costa iluminada
costa iluminada
y no guardar la
ropa.
ropa.
Si pudiera…
la vejez se lo ha
llevado todo.
llevado todo.
Ahora que hasta su
nombre se ha borrado
nombre se ha borrado
está seguro de que
todo fue un sueño.
todo fue un sueño.
Sabe que nunca más
ha de volver.
ha de volver.