Cuadernos de Humo

Untitled Post

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Yo supe de la guerra por mi
madre.
Te imagino aquella
tarde de julio en que habías estrenado un vestido que Trini y tus amigas te
alabaron. Tenías 16 años, unos ojos luminosos y un pelo fuerte, negro y rizado.
Te veo subiendo la cuesta del Miradero, viniendo de la Vega. Corrían vientos
negros, rumores, la gente comentaba y tenía miedo. Tú no entendías de guerras,
pero tu juventud se quedó partida por el ruido de las balas. Aquella tarde era
el 17 de julio del 1936. Comenzaba tu primera guerra que se llevaría por mucho
tiempo tu alegría de vivir. Te siento la noche anterior, muerta de cansancio y
de trabajo del día, ocho corazones a tu alrededor, tú en el suelo trazando con
un lápiz en una hoja del ABC el contorno de mi pie derecho. Siento ahora mismo
las cosquillas y al moverme oigo tu voz que dice: “Venga, no te muevas”. Al día
siguiente te veo bajar de uno de los autobuses Galiano cargada de paquetes y
nosotros esperándote en Zocodover alegres de que volvieras y deseosos de llegar
a casa para ver lo que nos habíais comprado en Madrid. La casa era una guerra
de ruidos, de alegría, de felicidad. Yo era un niño feliz con sus zapatos (de
Segarra) nuevos. Entonces yo no había descubierto que el tiempo gastaría esos
zapatos y los llenaría de lluvia agujereando las suelas de soledad.

 

 

1 thought on “Untitled Post”

  1. Mercedes Dueñas

    Bella holografía, lo llamaría yo, historia y nostalgias cálidos abrazos al alma. La fotografía de sonrisas abiertas, genial, me encantan las mujeres que miran al frente con una sonrisa.
    Un beso, y felicidades por trasmitir una bella infancia, a pesar de la dureza de una época difícil.

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