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“Son las diez de la noche en el reloj de la
Puerta del Sol. Diario hablado de Radio Nacional de España. El Jefe del Estado
ha inaugurado…”, las primeras carreras delante de los grises, Fraga se baña
en Palomares, los veinticinco años de
paz, el referéndum nacional: vota sí; las descargas de la policía por las
Ramblas, el periódico Madrid y el
artículo “Retirarse a tiempo, no al General de Gaulle”, las pintadas nocturnas
en mi ciudad, el ministro Lora Tamayo, los discursos de Franco, El libro rojo de Mao, aquel mayo del 68,
la transición, la firma de la Constitución, los pósteres del PSUC. La tercera
de ABC de José María Pemán, el We shall
overcome de Joan Baez, el programa Ustedes
son formidables con la sintonía de un fragmento de la novena sinfonía de
Dvorak, el programa Silencio, se rueda
de Marsillach en TVE, L´estaca de
Lluis Llach, el descubrimiento de Marcuse, Adorno y Nieszche, la imagen de un
hombre-robot caminando torpe en la luna, los muertos en Vietnam, la Historia de España de Pierre Vilar, el Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado,
de Miguel Hernández, las centraminas, la segunda edición de La realidad y el deseo de Cernuda,
Julián Grimau, la cogida de El cordobés una tarde de verano, Cuadernos para el diálogo, los recitales
en Canet de Mar protegido el camino de entrada por policías con la metralleta
apuntándonos, los viajes a Perpignan a ver El
último tango en París. El olor a carbonilla en las tardes desoladas de
domingo en Barcelona sentado en un banco de la Plaza de Urquinaona, una semana
de música religiosa en Cuenca, el descubrimiento del barrio gótico de
Barcelona, el viaje a Italia intentando saludar a Alberti, los carbones de unos
labios en Chartres, cerca de la catedral, que me dejaron para siempre quemados
los míos; el miedo a la policía secreta de Toledo cuando encontró una carta mía
en la que citaba al partido comunista, la primera vez que oí cantar a Victoria
de los Ángeles, España se divide en cincuenta provincias y quince regiones, a
saber; me acuso, Padre, que he pecado contra el sexto mandamiento: “¿Cuántas
veces, hijo mío?”; el sermón y la misa de once, la mili obligatoria, los
porros, antes de pe y be se escribe eme. Un siete de julio en las Ramblas, 1971. Una fotografía de amigos que ya va teniendo huecos…
Puerta del Sol. Diario hablado de Radio Nacional de España. El Jefe del Estado
ha inaugurado…”, las primeras carreras delante de los grises, Fraga se baña
en Palomares, los veinticinco años de
paz, el referéndum nacional: vota sí; las descargas de la policía por las
Ramblas, el periódico Madrid y el
artículo “Retirarse a tiempo, no al General de Gaulle”, las pintadas nocturnas
en mi ciudad, el ministro Lora Tamayo, los discursos de Franco, El libro rojo de Mao, aquel mayo del 68,
la transición, la firma de la Constitución, los pósteres del PSUC. La tercera
de ABC de José María Pemán, el We shall
overcome de Joan Baez, el programa Ustedes
son formidables con la sintonía de un fragmento de la novena sinfonía de
Dvorak, el programa Silencio, se rueda
de Marsillach en TVE, L´estaca de
Lluis Llach, el descubrimiento de Marcuse, Adorno y Nieszche, la imagen de un
hombre-robot caminando torpe en la luna, los muertos en Vietnam, la Historia de España de Pierre Vilar, el Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado,
de Miguel Hernández, las centraminas, la segunda edición de La realidad y el deseo de Cernuda,
Julián Grimau, la cogida de El cordobés una tarde de verano, Cuadernos para el diálogo, los recitales
en Canet de Mar protegido el camino de entrada por policías con la metralleta
apuntándonos, los viajes a Perpignan a ver El
último tango en París. El olor a carbonilla en las tardes desoladas de
domingo en Barcelona sentado en un banco de la Plaza de Urquinaona, una semana
de música religiosa en Cuenca, el descubrimiento del barrio gótico de
Barcelona, el viaje a Italia intentando saludar a Alberti, los carbones de unos
labios en Chartres, cerca de la catedral, que me dejaron para siempre quemados
los míos; el miedo a la policía secreta de Toledo cuando encontró una carta mía
en la que citaba al partido comunista, la primera vez que oí cantar a Victoria
de los Ángeles, España se divide en cincuenta provincias y quince regiones, a
saber; me acuso, Padre, que he pecado contra el sexto mandamiento: “¿Cuántas
veces, hijo mío?”; el sermón y la misa de once, la mili obligatoria, los
porros, antes de pe y be se escribe eme. Un siete de julio en las Ramblas, 1971. Una fotografía de amigos que ya va teniendo huecos…
Renglón y cuenta nueva. Esta fue mi
vida. Al recordarla ahora me parece de otro y me no me reconozco. Y siento escalofríos.
vida. Al recordarla ahora me parece de otro y me no me reconozco. Y siento escalofríos.
Con la sensación que este jueves tu relato da un buen repaso a la historia. Parte de ella me alegro mucho no haberla vivido…aunque todo me suenas tan cercano…
Renglón y cuenta nueva.
Como siempre muy interesante.
Besos.