Zoo de tinieblas.
Señoras y señores: Están ustedes, en la planta sótano, delante de una bolsa para la compra de “pintor” anónimo.
El cuenco nos mira con un gesto amargo azul y rojo. Le duele el peso del perfume de la fruta tocada por la sombra de las sombras.
Observen el mensaje freudiano que encierra la curvatura del plátano al que le duele la piel y los huesos de la espalda; el limón, a la derecha, de cascara amarga, en su amarilla palidez, esconde un zumo de crianza; la naranja, a la izquierda, es del naranjal que el ciego cogió para hacer al Niño un cocktail que le apagara la sed; la sardina, la misma de siempre, la de los panes y los peces del milagro tiene con la piel bendecida por una luz portuguesa y busca el anzuelo que embalsamará su cuerpo de aceite puro de oliva.
En el azul verdoso del agua se esconde el lamento de un fado que habla de una torre de belen de la esperanza.
En lo alto, el sol, que como una naranja en luna llena, lleva un “chaleco de raso”. (Los lagartos, escondidos entre la fruta, viejos y melancólicos, están llorando).
Y el guía ciego extiende la mano agradecido.
Qué alegre reencuentro!
Felicidades
Muchas gracias. Te llega?
Si, perfectamente. El blog ha quedado magnífico.