Jesús Aparicio González Lirios Ars Poética, Oviedo, 2020
Hay poetas que escriben poesía sin adentrarse en su misterio, solo añadiendo más leña al fuego, hay poetas que tiene sus quince minutos de fama y después el olvido les cae como una losa, hay poetas del momento, que escriben de lo que se lleva, de lo que pasa, de lo banal y superfluo y hay poetas serios, humildes, tocados de una gracia y una fe que les hace servidores, siervos de la poesía, sacerdotes de la belleza, con una mirada por las cosas sencillas que son las que les hacen que sean grandes poetas. Poetas místicos, ungidos de una luz especial, con una mirada bendita y llena de agua santificante. Son los poetas que están por encima de modas y de modos, de atropellos y del circo mediático. Jesús Aparicio es uno de esos poetas que pasan sin hacer ruido, aunque tenga una música vivificadora, un cántico espiritual que nos descubre en las cosas sencillas la grandeza del Creador.
Jesús Aparicio González (Brihuega, 1961) es licenciado en psicología por la UNED. Tiene catorce libros de poemas publicados, entre los que destacamos Con distinta agua, Premio «Villa de Aranda», Aranda de Duero, 2002, El sueño del león, Diputación de Guadalajara, 2005, Las cuartillas de un náufrago, Ediciones Vitruvio, 2008, La papelera de Pessoa / La luz sobre el almendro, Editorial Libros del Aire, Madrid, 2012, La paciencia de Sísifo, Editorial Libros del Aire, Madrid, 2014, Arqueología de un milagro, Ruleta Rusa Ediciones, Madrid, 2017, una antología de su obra, Huellas de gorrión, 2017, La sombra del zapato, 2018, y Sin saber qué te espera, también en Ars poética en el año 2019.
Tenemos la suerte de haber seguido la trayectoria poética del poeta y de haber leído parte de su obra y uno admira, en primer lugar, la calidad humana, su religiosidad, la dignidad de sus acciones, la bondad que su persona destila, la paz que desprende su quietud espiritual, su respeto a los demás, el amor a la familia, la entrega a los amigos, la pasión por la poesía. Estas cualidades humanas, personales, son visibles y se pueden reconocer en su poesía. Nada sobra, nada falta, no hay ninguna palabra de más ni un adjetivo de menos. Todo es auténtico.
Lirios. (Pequeño evangelio de las cosas pequeñas) abre con una cita del Evangelio de San Mateo que nos prepara para entrar en el mundo de las cosas mínimas: “Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos”. Una cita que es también una poética de la estética, un enfrentamiento entre el poder, el conocimiento y la belleza.
Jesús Aparicio reflexiona sobre el material perecedero que aparece de alguna forma en los evangelios (la paja del pesebre –primer poema del libro, que uno asocia con el nacimiento del Principio-, un grano de mostaza, la higuera, el ojo de la aguja…) y construye un evangelio según Jesús (Aparicio) con otros elementos más abstractos y metafísicos como la sed y con cosas tan poco poéticas, en apariencia, como una camilla. La forma de los poemas se acopla al espíritu de la idea: brevedad, sencillez, hondura, camino de perfección. Cierra el libro un poema extenso dedicado “al espíritu” que es un resumen del libro, una oración, un alto sermón, una lección de moral y de humildad, una confesión y una biografía espiritual.
Todo lo haces en mi necesidad arcilla. Todo lo das al crecimiento de mis alas celestes. Música y pan, miel, leche, vino, amor y sueño: gratis. me haces ver el rocío de una mañana aún sin rostro. Dejando lo descubra por tus ojos, me invitas a escuchar esa Palabra -brotada de la higuera tantos sueños estéril- que me inaugura el reino de tu nombre. Me permites gustar el vaso de agua que desvela el sentido de la sed. Me acercas esa estrella que toco sin quemarme como primicias de la plena luz. Si te siento conmigo es más torre mi fe es más sal la esperanza es más brasa el amor. Si te siento conmigo soy un hombre-orquesta repartiendo alegría soy un hombre-jardín acogiendo al enemigo. …Tú, que eres solo vida, me desarraigas, me destierras y me conduces hacia el Amor. Todo lo haces de mí y sin embargo aún no conozco tu verdadero nombre, por eso te he llamado con cantos de poeta Paloma. Viento, Fuego; Aliento, Agua… Espíritu Santo hasta que nuestra unión no precise de palabras.
Lirios es, posiblemente, el libro más importante de su autor, en donde la poética, el sentimiento, la rigurosa fe, la esperanza, la alegría de poseer luz, el Amor, la vida iluminan cada página y sobre todo nos iluminan a los que caminamos a oscuras, nos falta fe y buscamos manos que sanan: “¡Escarba la raíz, / penetra hasta su fibra más oscura, / transforma su amargura / en regalo de luz!”
María José Muñoz, en una reseña publicada en ABC, resumió la esencia de Lirio “nos invita a contemplar fijamente el brillo de una gota de agua sobre una hoja de laurel; a conocer el calor que transmite la bienvenida luz de ese sol que desvela un misterio sencillo, o a compartir el amor fermentado en la miga de pan que se dan los humildes. «Un libro que invita a brindar en silencio y a beber la música que somos».