Cuadernos de Humo

DIARIO V, SOUVIRON

Temblor de luces y silencios

Toledo en el Diario V, de José María Souvirón

La publicación de los cinco volúmenes que agrupan los Diarios de José María Souvirón ha sido uno de los acontecimientos literarios más destacados en los últimos años, hecho realidad gracias al Centro Cultural Generación del 27, a Javier La Beira y Daniel Ramos López.
Con este quinto volumen se cierra no solo una vida, sino también un periodo de la historia de España vista por un católico, un intelectual y un testigo clave, a veces políticamente incorrecto, de la vida cultural, académica y política en unos años en los que el régimen empezaba a tambalearse.

Temblor de luces y silencios
Igual que en los otros cuatro Diarios, Toledo forma parte de la vida del escritor: nos encontramos con cuatro entradas en las que la ciudad es protagonista. La primera, que es la más importante, fechada el 24 de enero de 1970, comienza con esta elogiosa frase: “Toledo. Nunca conocí y estimé tanto como ahora la belleza y el secreto de esta ciudad” y continúa: “Rilke dijo de ella algo que siento no recordar con exactitud: que Toledo era como una realidad que a cada momento se transformase, sin dejar de ser realidad, en ilusión”. Se hospedan el diarista y su familia en el Parador, donde desde el balcón de su habitación ve “Toledo entero, circundado por el Tajo, iluminado por el sol, amenazado por las nubes –como el del Greco– y, de noche, misterioso, tembloroso de luces y de silencios dormidos”. Visitan “la vieja iglesia visigoda (no gótica) que es un encanto. Los frescos que aún se conservan –y no son pocos– tienen esa ingenua gracia de lo religioso hecho arte, y no, como después en el Renacimiento, de lo artístico hecho religión, que son diferentes”. Visitan el Alcázar y terminan yendo a misa a la catedral.
En la entrada escrita seis días después de esta leemos un elogio a Segovia y dice “Sigo prefiriéndola a Toledo”, compara las dos ciudades y termina diciendo que no viviría en Toledo pero en Segovia sí.

Marañón, De Gaulle, Buñuel y un soneto
El hijo de don Gregorio Marañón cuenta a Souvirón “algunos detalles de la estancia del general De Gaulle en su cigarral de Toledo, donde se hospedó, dejándole la casa libre a su disposición”. (Uno recuerda la visita del general a la iglesia de Santo Tomé a ver el Entierro del Señor de Orgaz”). Una de las reacciones que le llaman la atención a Souvirón de los detalles de la visita es que “cuando contempla el panorama de Toledo (admirable desde el cigarral), manifiesta su curiosidad por varias torre e iglesias, pero deja inadvertido el Alcázar; ni la menor pregunta acerca de esta “ilustre y clara pesadumbre”, tan notoria en el paisaje”.
En junio 25 comenta la película Tristana, de Buñuel y su maestría “que es lo primero que se advierte; luego, la actuación magistral de Fernando Rey… y Toledo como fondo”.
La última entrada pertenece al año 1971. “Hace unos días me pidieron un soneto para un homenaje que se quiere hacer en Toledo a la memoria de don Gregorio Marañón (el padre, claro está). Hoy he mandado este soneto “que se hará en azulejo, con otros, para decorar una pared externa de la casa del doctor”. Copio el soneto, que a uno le parece artificial, obligado y de compromiso, con rimas “agudas” que dan al soneto un sonido de tañidos de “campana gorda”. El mejor endecasílabo, tal vez, sea: “mezquita, sinagoga y catedral”.
Qué suerte han tenido Souvirón y los amantes de los Diarios con estas cinco joyas rescatadas por Javier La Beira y Daniel Ramos López, que creemos han sido un descubrimiento extraordinario en el mundo literario.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *