2
Una imagen
recurrente en el museo de mi historia son las manos de mi madre mientras
acunaba a uno de mis hermanos menores y le cantaba en tono suave y monótono “Mi
vaquerillo”, un poema de Gabriel y Galán. “Tú te quedas luego / guardando las
vacas, / y a la noche te vas y las dejas… / ¡San Antonio bendito las
guarda!… / Y a tu madre a la noche le dices / que vaya a mi casa, / porque ya eres grande / y
te quiero aumentar la soldada…” Yo recreando en mi mente la escena y en mi
corazón los latidos, el frío, la pobreza del vaquerillo. Sentía en mis manos el viento helado de la
sierra y el niño a la intemperie, la gran bóveda celeste oscura, llena de
estrellas lejanas y misteriosas. Miraba hacia arriba y lo que veía era el techo
de la alcoba de mi madre y una lámpara que era como una luna llena, oronda y un
poco amarilla. Era la primera vez que sin saber el significado y el poder que
más tarde tendría, me abrazaba con el poder de la poesía.
recurrente en el museo de mi historia son las manos de mi madre mientras
acunaba a uno de mis hermanos menores y le cantaba en tono suave y monótono “Mi
vaquerillo”, un poema de Gabriel y Galán. “Tú te quedas luego / guardando las
vacas, / y a la noche te vas y las dejas… / ¡San Antonio bendito las
guarda!… / Y a tu madre a la noche le dices / que vaya a mi casa, / porque ya eres grande / y
te quiero aumentar la soldada…” Yo recreando en mi mente la escena y en mi
corazón los latidos, el frío, la pobreza del vaquerillo. Sentía en mis manos el viento helado de la
sierra y el niño a la intemperie, la gran bóveda celeste oscura, llena de
estrellas lejanas y misteriosas. Miraba hacia arriba y lo que veía era el techo
de la alcoba de mi madre y una lámpara que era como una luna llena, oronda y un
poco amarilla. Era la primera vez que sin saber el significado y el poder que
más tarde tendría, me abrazaba con el poder de la poesía.
En la narrativa de Elena Garro siempre está presente la voz de las cocineras y las leyendas de espantos, muertos y aparecidos. En mi caso recuerdo que siempre le pedía a una hermana de mi padre que cantara un trozo de "La borrachita" pues ella la cantaba muy tierno.
Conocí la obra y vida y gatos de Garro cuando tuve que leerme y aprenderme 300 obras literarias de España e Hispanoamérica. Me resulto muy difícil y debo decir que su novela más importante, o al menos la que estaba en el programa, Los recuerdos del porvenir, no me interesó nada y lo que es peor no la entendí. Menos mal que no salió en los exámenes,que salió, claro, su ex marido, el "cruel" Octavio Paz.
Ah y gracias por el comentario.
Bella impronta que el alma guarda en la memoria.
Un abrazo.
Gracias Mercedes.
Por primera vez te leo y volveré a leerte. ¡Cuanta poesía por descubrir , oculta en el anonimato! Menos mal que te encontré.
Esta prosa tuya, es muy poética; se adentra en el pasado, en lo cotidiano de la vida familiar, y nos lo regresa palpitando.
Muy ,muy bella, tu manera de leernos esta página de tu vida.
Gracias.
Un afectuoso saludo.
Muchas gracias Fanny por tus palabras. Un beso.
Precioso no, lo siguiente.
Gracias Mamen, Cómo va todo. Espero que bien. Un beso.