Cuadernos de Humo

Cauces de luz y sombra

Antonia Álvarez Álvarez
Cauces
Eolas Ediciones, 2020

Un poema, como ya hemos dicho, es un mundo, un universo con normas, cimientos y leyes. Hay poemas cerrados, oscuros, misteriosos, poemas con techo, oprimidos, encarcelados en las redes de la palabra, de la metáfora ostentosa y vana, poemas con sed, que caminan por vericuetos secos, llenos de espinas.

Por otro lado hay poemas hechos con la sombra que da la luz, con la luz que no tiene sombra, poemas iluminados, poemas hechos con la luz que crece entre la nieve, con la nieve que se derrite en la luz. Poemas que repiten temas básicos en la historia de la poesía y que parecen nuevos. Poemas que hablan del amor, del milagro de la primavera, de la presencia de la nieve, de la luz, del mundo bien hecho, las doce en el reloj, del primer amor:

Mueve el beso el peso del instante,
desplaza el centro leve
del día hacia los labios, doloridos
de darse el sí sin voz. Ante la muerte,
se desvisten los árboles de otoño
de las hojas, camino de una nieve
blanquísima: silencio
sobre un campo callado, frío, inerte.
Ante la muerte, el beso respondido,
la lengua a fuego vivo, irreverente,
el fuego de la boca contra el frío,
la piel a dos, el mundo que se enciende:
son las doce del día, y hay dos almas
colgadas de sus dientes,
dos dragones de fuego
en los labios de dos adolescentes.

Poemas que tienen una gama de colores, un hormigueo de sonidos que le sube a uno por el alma y la garganta crujiendo: (“alguien raja de un tajo su corteza”), una metódica y equilibrada musicalidad envuelta en la tela metálica de la razón, en la caja de alambre del corazón, poemas dotados de extremidades, ramas que nos llevan por un paisaje donde se presiente “el blanco frío de la nieve”, poemas tocados de gracia, con un perfume místico, oraciones del que mira el milagro de la creación, poemas desprovistos de hojarasca, limpios como la primera nevada de la temporada. Poemas que abren camino, que dan vida, que ayudan a vivir, poemas, en fin, donde florece la belleza, lo que nunca muere, lo clásico. Poemas, por ejemplo, como este:

Hay un árbol pequeño
                  al lado del camino
y cada año, en otoño,
alguien corta sus ramas, las más bajas,
alguien raja de un tajo su corteza,
y el árbol se desangra.
Deja el invierno nieve
en sus brazos cansados que se doblan
y, a punto de romperse, crujen, gritan
en agonía vegetal y oscura.

Y cuando marzo anuncia
su voz de celebrante en los senderos
a las pequeñas flores de la orilla,
nace la primavera
                 en su rama más sola,
como dulce esperanza
ofrendada al amor.

¿Dónde podemos encontrar esos poemas “donde florece la belleza”, sobre todo en estos tiempos en que parte de la poesía es material innecesario? Vayamos a Cauces y caminemos por ellos, por cauces de sombras que conducen a la luz. Hagamos un viaje poético abriendo el libro y anotando que está divididos en dos partes: Cauces de luz, (veinticuatro poemas numerados) y Cauces de amor y dolor, quince poemas con título. Reflexionemos en lo encontrado por debajo de la anécdota, gocemos con las metáforas, la claridad del poema, la aparente “dulzura” de la nieve… Pero de pronto, como quien espera la noche, bajo la apariencia de un mundo luminoso, la poeta nos descubre la realidad, la vida y nos alerta de que “hay que buscar belleza / en la herida que sangra, en el salobre / llanto que deja seco / el fondo de los ojos, / en la hoja del puñal que atraviesa los ocasos / cuando se va el amor”.

Cauces: un lecho por donde transcurre un río de luz, una hendidura en la sombra, un libro que uno se atreve a recomendar para los que de verdad encuentran consuelo en el la poesía. Cauces que curan la cicatriz de la melancolía y de la tristeza.

Cauces, un libro premiado, editado por Eolas Ediciones, nos acerca a la definición de Poesía que hizo William Wordsworth: “poetry is the spontaneous overflow of powerful feelings”. La Poesía es el desbordamiento espontáneo de intensos sentimientos.

2 thoughts on “Cauces de luz y sombra”

  1. Antonia Álvarez Álvarez

    Siento una gran emoción al leer esta generosa reseña, Hilario Barrero. Has sabido llegar al fondo de estos “Cauces” con tu palabra hecha poesía. Muchísimas gracias, gracias de corazón.

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