Cuadernos de Humo

Minor nobility

“Cosas veredes, Sancho”. Desde que nuestra amiga Cristina se fue a vivir a España, nuestras nochebuenas no son lo que eran. Nos quedamos sin techo y sin la magia de la cena y de su generosidad y compañía. Desde entonces estamos un poco desvalidos y nos ha adoptado, en las dosúltimas nochebuenas, una vecina, G., ex profesora de CUNY, de descendencia rusa y de lo que ella llama “minor nobility”. Habla un buen castellano y escribió la tesis doctoral sobre Azorín. 

En su impecable apartamento se mezclan los pocos libros en español con cerámicas de Talavera, platos de Hungría y copas de cristal amarillento con bordes dorados. 

Los preparativos para la cena comenzaron un mes antes: preparación del menú, invitados, hora, bebidas, postres… 

     De Azorín puede que recuerde poco, pero de recetas de comida es un libro abierto. Sigue las páginas de cocina del “New York Times” como si de un devocionario se tratara. No hace falta decir que las recetas del periódico son a menudo más complicadas que escribir una tesis sobre el Polifemo de Góngora y los condimentos que piden son exóticos y difíciles de encontrar (incluso en NY). Y como G. es muy purista en cuestiones de recetas culinarias (usa báscula con los ingredientes para ser exacta), viaja de Brooklyn a Manhattan y se pierde en lejanos y misteriosos barrios étnicos en busca del ingrediente perdido. 

El otro día buscaba material para una ensalada y como no lo encontraba andaba perturbada. Era una especie de lechuga “frisée”. Lo que resultó ser una escarola con pretensiones de “minor nobility”. Fue a su supermercado favorito y habló con el manager para que le localizara un paquete. Para estar segura de tener el preciado vegetal fue a otro lugar donde también le tenían preparado otro paquete. Como se encontró con dos, después de la cena nos regaló uno. 

    Yo le había comentado a G. que en mi casa de Toledo tomábamos de postre escarola normal y corriente, nada noble, algo amarga, que a mí me parecía recién salida de la peluquería donde le habían hecho una rigurosa permanente. 

     Al ir a poner el paquete en el frigorífico miré el envoltorio y vi que la información venía en español y parte en inglesa. Leo la letra pequeña y veo, con asombro y alegría, que la tan buscada y deseada escarola !era de Almería! 

Me acordé de mi madre y de mi infancia y de mis siete hermanos sentados a comer, mi padre adusto presidiendo la escena y esa luz de verano acuchillando la persiana.

   Si mi madre hubiera leído las “normas” para cortar y cocinar la famosa escarola no se lo hubiera creído. Bastante tenía con once bocas que alimentar. 

  Irónicamente, como la cena fue copiosa (de principal cocinó un plato italiano de siete pescados, llamado también “cena della vigilia”) nadie quiso tomar la escarola que G. había preparado como plato antes del postre. Su gozo en un pozo. 

1 thought on “Minor nobility”

  1. Pepi Bobis Reinoso

    Por si no conoces la receta:
    Ajo muy picado (poca cantidad), una pizca de guindilla y aceite muy caliente por encima de la escarola bien lavadita 🙂

    Un abrazo

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