Aumente
7. De los del grupo Cántico el que más me interesó fue Julio Aumente, sobre todo en La antesala que pienso es su mejor libro. Aumente dejó de escribir porque “su estética parecía fracasada”, pero después de un tiempo, el poeta vuelve y publica La antesala, un libro decadente, lujoso, desbordante, atrevido, y, en cierto
Aldana
6. Por un tiempo Aldana formó parte de mi vida; era el primer candidato de la tesis doctoral. Leí su obra completa, recopilé una considerable lista bibliográfica y empecé a esbozar los capítulos. Pero no pudo ser y Francisco de Aldana, mi querido Damón, se quedó en mi sangre. Y desde entonces a él acudo
Alma de caracol
Carlos Medrano. (Escritor invitado). Un haiku de Issa Kobayassi y una acertada cita de Patricia Highsmith introducen y dan nombre al último libro de haikus de Susana Benet, Alma de caracol, cuya apelación desde el título a este silencioso habitante de jardines y patios nos dispone a la lentitud y la fragilidad con que el haijin
Alberti
5. El amarillo de Alberti (“a la pintura”) tiene otro nivel que el de Dámaso Alonso. Estas coplas, (que se pueden adquirir por poco en la red) son las “cosas” de Alberti: material perecedero, como tantas otras.
Alonso
4. El tiempo, el olvido (y algo más) han amarilleado la poesía de Dámaso Alonso. No tiene este poeta un altar, queda este volumen comprado el siglo pasado en una librería de la Quinta Avenida que le trae a uno, mas que la poesía del profesor Alonso, un hondo recuerdo.