Ocho cartones y felices fiestas

Ay Hilario qué belleza nos traes. Nunca los cartones fueron tan maravillosamente transformados hasta adquirir ese derroche de colores y figuras, alas y aletas, vuelos y navegaciones, huertos y frutos. De raíces. De seres de madera enarbolados. De sueños transfigurados. Fiesta de arcoíris y de un vivir enamorado.

Son ocho y pudieran ser uno o infinitos, y cada uno contiene las coordenadas multicolores de lo que vive. Quien creería que además de ese oficio jornalero, eres profesor, poeta, editor, crítico, difusor, fotógrafo, diarista, y hasta alma iluminada. Y disculpa los que se me hayan pasado.

Pero es que, en verdad, eres una delicia, mi querido Hilario. A todos nos repartes cada día sonrisas, palabras generosas, cartones pincelados, cuadernos de humo, imágenes y palabras, noticias de otros aventureros, repartes nostalgias y alegrías a granel, y nada detiene esa bonhomía que te caracteriza y que a todos nos brindas, haciéndonos sentir como si te hubiésemos conocido desde siempre.

Algo tuyo nos dejas que hacemos nuestro. Y eso es para celebrarlo. De modo que tus cartones nos han entregado de sobra esos deseos tuyos para estas fechas. Después de todo, agrupados en esos cartones, están presentes todos los vehículos que quisiéramos disponer para reinventar la alegría, la compañía, el hallazgo de ser y estar entre los nuestros.

Y celebro que la barca se haya llenado ahora de gente alegre, en paseo por las riberas del vivir emocionado.

Y ahora a ver si para responderte sean ocho poemas u ocho versos. Acudiremos a nuestro mutuo amigo y compañero Juan, quien acaba de enviarnos en versos sus deseos. Pero estoy segura de que tus ocho cartones harán emerger de él al menos uno o más poemas para devolverte en algo todo lo que nos entregas a diario. Muuuucho

Qué mejor celebración navideña, aun solo sea un privilegio para algunos pocos en algún rincón, entre la flora y la fauna, entre lo iluso y lo verdadero, entre la templanza o la inclemencia…, ¡Felices Fiestas!, Hilario