Siguiendo con lo que con el tiempo puede llegar a ser una antología de poetas toledanos menores me encuentro con este soneto de Fermando Alvárez de Toledo, "capitán español y poeta" del siglo XVI, citado en la obra de Luis Moreno Nieto, "Los Toledos del mundo".
Oficio de poeta
¿Para salvar la esencia de la rosa
o echarle leña al fuego de la vida?
¿Para hurgar en la llaga y en la
herida
o dejar el amor en cualquier cosa?
¿Para frenar la sombra avariciosa
que persigue a la luz desprevenida?
¿Para, tal vez, cerrarle la salida
a la muerte que avanza
silenciosa?
Un poeta le cambia la postura
al agua, al sol, al pájaro y al
viento
y los viste con túnica prestada.
Y aunque lo llena todo de hermosura
con el cristal sonoro de su acento
un poeta no sirve para nada.
Igual que el arte, que no sirve para nada, un poeta está lejos de servir porque es una fuente creativa. Cuando el poeta habla, el mundo ha de escuchar, pues es el único que escucha al universo.
Saludos desde Zamora
El poeta es la voz del pueblo, la voz de aquellos que necesitan decir y no pueden. Muy buena su obra, un placer haber pasado por aquí.
Saludos
Muchas gracias Higorca.