OPORTO DEL 51
Es torpe en el manejo
del cuchillo,
del cuchillo,
hace ruido al comer,
abre mucho la boca
abre mucho la boca
y se bebe de un trago
el vino de reserva
el vino de reserva
que en finísima copa de
cristal
cristal
perfuma su salvaje
dentadura.
dentadura.
Habla alto, se
encuentra desfasado
encuentra desfasado
en esta reunión donde
dos viejos
dos viejos
le celebran, con mucha
discreción,
discreción,
el fulgurante fuego de
sus ojos
sus ojos
y el torrente de vida
de sus labios.
de sus labios.
No entiende la ironía
de las frases,
de las frases,
y le aburre la música de iglesia
que suena como fondo al
bisbiseo.
bisbiseo.
Al terminar la cena y
pasar a la alcoba,
pasar a la alcoba,
los viejos se preparan
y beben lentamente
y beben lentamente
un Oporto que compraron
en el cincuenta y uno
en el cincuenta y uno
en Lisboa la bella,
cuando en amor,
cuando en amor,
bellísimos y jóvenes
fueron a celebrar sus cuerpos.
fueron a celebrar sus cuerpos.
Encendido de vino y en
la materia docto
la materia docto
pierde la timidez y los
modales
modales
y es la torpeza ahora
un arte de elocuencia.
un arte de elocuencia.
Con ademán sereno y
confiado,
confiado,
en un gesto estudiado
lleno de dramatismo,
lleno de dramatismo,
un ruido del metal de
los botones
los botones
al escapar de los
ojales desgastados
ojales desgastados
del Levis desteñido y
ajustado a su cuerpo glorioso,
ajustado a su cuerpo glorioso,
se abre la bragueta y
sin nada debajo
sin nada debajo
ofrece su producto
asalariado
asalariado
y generoso a la lenta
caricia
caricia
de temblorosa mano y
desdentada boca.
desdentada boca.
Así, semidesnudo, es
como un dios de mármol,
como un dios de mármol,
arcángel victorioso que
viendo
viendo
arrodillada a la pareja
fiel,
fiel,
sus calvas relucientes,
dos perros jadeantes,
dos perros jadeantes,
¡qué torpes le parecen
sus caricias,
sus caricias,
qué vulgares sus manos
le parecen,
le parecen,
qué fríos son sus
labios y sus bocas!