Cuadernos de Humo

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EDUCACIÓN NOCTURNA

Edición de José Luis García Martín.
Dos son los protagonistas de Educación nocturna: el tiempo y el deseo. Pocos poetas como Hilario Barrero han sabido describir con tanta minuciosa sensualidad la aparición de los primeros deseos eróticos, su gozosa realización en la juventud, el ultraje de la vejez. La historia de siempre, la historia de Yeats, Cavafis o Cernuda, pero vivida en otro tiempo más cercano al nuestro: la dura adolescencia en la España de la posguerra, en un Toledo de cuartel y sacristía, de mentiras y secretos; la Barcelona luego de los años de la Transición, con su colorista carnaval de rebeldías, y finalmente la llegada a Nueva York donde, tras las turbulencias de los primeros tiempos, se encuentra el puerto seguro hasta que comienzan a sentirse los pasos, cada vez más cercanos, de una desconocida que no faltará a la cita. 
                                                                                                                 José Luis García Martín
El otro día adelantábamos el primer poema, aquí va
el que cierra el libro: de Florencia a Venecia y entre medias toda una vida y
eso que llamamos amor y muerte. Muchas gracias.
PLAZA DE SAN MARCOS, VENECIA.
  Sentados
en un banco, bajo los soportales,
dos
jóvenes se miran incendiados de la misma manera
que
el agua veneciana se estremece cuando la mira el sol.
Son
dos cuerpos en armas: ligeros de equipaje,
coraza
de algodón, pantalones vaqueros
y la
fresca insolencia de sus escasos años.
Tienen
todo el día y la noche para amarse por plazas y pensiones, 
toda
Venecia para mostrar su amor.
Uno
de ellos se tumba
y
apoya la cabeza en el regazo amigo
como
un cristo yacente ofrecido y vivísimo
coronada
de luz la cabeza rapada.
Se
inclina el compañero y le besa
mordiéndole
en los labios como quien come una fruta madura.
Curva
la espalda, tensado el cuello, la barbilla encajada
y las
bocas unidas, se quedan un momento sin moverse:
gloriosa
imagen en mármol de Carrara.    
Los
contemplan dos viejos sorprendidos,
mil
palomas, un bosque de miradas
y una
tarde gloriosa de septiembre.
A uno
de los viejos se le corta la sangre
y
siente un navajazo en las entrañas
al
recordar que hace ahora casi cincuenta años
en
esta misma plaza, un mochila por toda compañía,
alguien
que al preguntarle “Vai solo”?
le
enseñó el camino hacia lo oscuro.
Cuando
volvió a su casa no le reconocieron
y
tuvo que marcharse lejos de su ciudad a vivir en tinieblas.

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