LA
POESÍA DE VEYRAT UN TIRO DE GRACIA EN LA SIEN DE LA RAZÓN.
POESÍA DE VEYRAT UN TIRO DE GRACIA EN LA SIEN DE LA RAZÓN.
Decía Wallace Stevens que “the poet is
the priest of the invisible”, un sacerdote de lo invisible que lo ve todo. Lo
ve con ojos de profeta, con mirada de siglos y su visión está, o debería estar,
por encima de modas, experiencias o intrigas que convierten al poema, es una
ocurrencia trivial y pasajera. Un poeta es un leñador de sombras superfluas, de
luces artificiales, de hojarascas recargadas. Algunos poetas, los que vienen de
muy lejos, los que conocen secretos y saben salir del laberinto y conocen la
razón y el paso del mirlo, tienen el hacha de la palabra para podar el poema de
innecesarias ramificaciones. Miguel Veyrat que es un poeta sacerdote sabe que
la poesía es un rito, una ceremonia que debe construir y continuar los dones, a
través de la “palabra en el tiempo”, que nos dejó la historia, “solo la voz del
poeta continúa el trabajo… de los dioses”.
the priest of the invisible”, un sacerdote de lo invisible que lo ve todo. Lo
ve con ojos de profeta, con mirada de siglos y su visión está, o debería estar,
por encima de modas, experiencias o intrigas que convierten al poema, es una
ocurrencia trivial y pasajera. Un poeta es un leñador de sombras superfluas, de
luces artificiales, de hojarascas recargadas. Algunos poetas, los que vienen de
muy lejos, los que conocen secretos y saben salir del laberinto y conocen la
razón y el paso del mirlo, tienen el hacha de la palabra para podar el poema de
innecesarias ramificaciones. Miguel Veyrat que es un poeta sacerdote sabe que
la poesía es un rito, una ceremonia que debe construir y continuar los dones, a
través de la “palabra en el tiempo”, que nos dejó la historia, “solo la voz del
poeta continúa el trabajo… de los dioses”.
Y armado con un hacha de plata, el
nivel lingüístico certero y preciso, la idea como una flecha, metáforas que son
como un tiro de gracia en la sien de la belleza, el poeta se adentra en el
bosque Coliseo, Partenón, plaza pública, selva, paraíso perdido, se arriesga
entre majadas y oteros y encendiendo la hoguera mitológica va armando su propio
monumento, su obra esencial, luminosamente minimalista, navajazos de plata que
hacen al lector sangrar de luz. Aunque sea solamente un esbozo queremos anotar
dos de las vertientes o maneras que tiene el poeta de afrontar el poema y
desarrollarlo en dos estilos que se
bifurcan, como en “The Road not Taken”, de Frost: uno hacia la izquierda,
irreverente, ligeramente barroco, culturalista, existencial, cerebral y
luminoso. El otro hacia la derecha: breve, punzante, oscuro, esencial,
cuchillada y navajazo. Uno, como en el caso del poema del poeta americano, no
sabe cuál elegir. Porque elegir un poema de Veyrat no es fácil tarea ya que es
una cuestión de moral.
nivel lingüístico certero y preciso, la idea como una flecha, metáforas que son
como un tiro de gracia en la sien de la belleza, el poeta se adentra en el
bosque Coliseo, Partenón, plaza pública, selva, paraíso perdido, se arriesga
entre majadas y oteros y encendiendo la hoguera mitológica va armando su propio
monumento, su obra esencial, luminosamente minimalista, navajazos de plata que
hacen al lector sangrar de luz. Aunque sea solamente un esbozo queremos anotar
dos de las vertientes o maneras que tiene el poeta de afrontar el poema y
desarrollarlo en dos estilos que se
bifurcan, como en “The Road not Taken”, de Frost: uno hacia la izquierda,
irreverente, ligeramente barroco, culturalista, existencial, cerebral y
luminoso. El otro hacia la derecha: breve, punzante, oscuro, esencial,
cuchillada y navajazo. Uno, como en el caso del poema del poeta americano, no
sabe cuál elegir. Porque elegir un poema de Veyrat no es fácil tarea ya que es
una cuestión de moral.
Hemos leído Poniente, Razón del mirlo y
Pasaje de la noche antes de El hacha
de plata y uno va asistiendo a un proceso de depuración, de una necesidad
de ir a lo esencial, abandonando la existencia vital, llegar a la esencia de la
poesía, al origen de la palabra. Uno capta el “canto general” de un poeta
libre, de un creador acompaña al poema de un “footnote” que no solo enriquece y
le da una base firme y culturalista sino que formula preguntas, dudas, levanta
ampollas en el, a veces, endurecido cerebro del lector. Uno admira el bagaje
cultural del poeta tanto como la habilidad y el don para, en unos versos, crear
un mundo, que es lo que uno piensa todo poema ha de ser.
Pasaje de la noche antes de El hacha
de plata y uno va asistiendo a un proceso de depuración, de una necesidad
de ir a lo esencial, abandonando la existencia vital, llegar a la esencia de la
poesía, al origen de la palabra. Uno capta el “canto general” de un poeta
libre, de un creador acompaña al poema de un “footnote” que no solo enriquece y
le da una base firme y culturalista sino que formula preguntas, dudas, levanta
ampollas en el, a veces, endurecido cerebro del lector. Uno admira el bagaje
cultural del poeta tanto como la habilidad y el don para, en unos versos, crear
un mundo, que es lo que uno piensa todo poema ha de ser.
No
me resisto a copiar, como muestra de la importancia que tienen lo “periférico”
en la obra de Veyrat, la nota 25 al poema “El suicidio de Lacan”, un poema, que
incluyo, “historicista”, que por sí solo
daría para un ensayo. En el primer
verso de este poema he deslizado un emocionado recuerdo al Joseph Brodsky de su obra
maestra “Gran
Elegía
para John Donne”
(1963) escrito cuando el poeta contaba solamente 23 años. Puede leerse en la extraordinaria
versión
de Tatiana Bubnova publicada por Alción Editora, Córdoba (Argentina) 1996. De Jacques Lacan pienso que
todo lo que cabría
opinar queda ya dicho en el par de poemas donde se cita su nombre; más allá,
mejor guardar silencio.
me resisto a copiar, como muestra de la importancia que tienen lo “periférico”
en la obra de Veyrat, la nota 25 al poema “El suicidio de Lacan”, un poema, que
incluyo, “historicista”, que por sí solo
daría para un ensayo. En el primer
verso de este poema he deslizado un emocionado recuerdo al Joseph Brodsky de su obra
maestra “Gran
Elegía
para John Donne”
(1963) escrito cuando el poeta contaba solamente 23 años. Puede leerse en la extraordinaria
versión
de Tatiana Bubnova publicada por Alción Editora, Córdoba (Argentina) 1996. De Jacques Lacan pienso que
todo lo que cabría
opinar queda ya dicho en el par de poemas donde se cita su nombre; más allá,
mejor guardar silencio.
John Donne
al fin se ha dormido sobre el Epodo II
al fin se ha dormido sobre el Epodo II
de Horacio y los cometas, que como niños
puros guardan su sueño sin fin. Pasajero del ahora
detenido, regresa el mirlo a la Rama de
Oro. Y Lacan
en el bosque se suicida con la navaja
en el bosque se suicida con la navaja
de afeitar de Althusser. Aspergen los
chamanes sus
Tabernáculos con lágrimas benditas,
Tabernáculos con lágrimas benditas,
mientras se
despiertan los ajusticiados
despiertan los ajusticiados
en éxtasis
de locura. El
de locura. El
amor
inundará de nuevo el mundo. Beatus Ille. Carpe
inundará de nuevo el mundo. Beatus Ille. Carpe
diem. Carpe
diem. Beatus Ille. Todo es
ficción en suma, como
ficción en suma, como
los
copos de nieve que sobre el yermo
copos de nieve que sobre el yermo
sangriento
caían al hablar, desde la boca de Odiseo.
caían al hablar, desde la boca de Odiseo.
Entrar en el recinto de El hacha de plata requiere una
predisposición y una aptitud especial. El poeta lo sabe y nos prepara, como si
de una humana comedia se tratara, y en vez de círculos, el lector tiene que
subir o bajar varios escalones hasta llegar al “core” del libro. Citas, que ya nos
indican el camino a tomar o el camino no tomado, un prólogo, advertencias,
velos y humos y, de pronto, el poema deslumbrante, casi deseado.
predisposición y una aptitud especial. El poeta lo sabe y nos prepara, como si
de una humana comedia se tratara, y en vez de círculos, el lector tiene que
subir o bajar varios escalones hasta llegar al “core” del libro. Citas, que ya nos
indican el camino a tomar o el camino no tomado, un prólogo, advertencias,
velos y humos y, de pronto, el poema deslumbrante, casi deseado.
Uno de los poemas que a este lector le
parece representativo de la obra de Veyrat y que no solo le conmueve sino que
le inquieta es el que comienza con una pregunta y termina con un verso que es
todo una declaración de principios. “Índice de números y letras que en cada
vida faltan”. Antes nos detenemos en este verso: “Quién posee el hacha de oro,
/ quién la afina” nos pregunta el leñador que tiene un hacha de plata. Y el
poema, aunque formula límites, también abre un horizonte. Y aparece Pessoa y
Kafka, el fingimiento en un territorio extranjero.
parece representativo de la obra de Veyrat y que no solo le conmueve sino que
le inquieta es el que comienza con una pregunta y termina con un verso que es
todo una declaración de principios. “Índice de números y letras que en cada
vida faltan”. Antes nos detenemos en este verso: “Quién posee el hacha de oro,
/ quién la afina” nos pregunta el leñador que tiene un hacha de plata. Y el
poema, aunque formula límites, también abre un horizonte. Y aparece Pessoa y
Kafka, el fingimiento en un territorio extranjero.
¿Dónde el hacha de oro?
El hacha que rompe el mar helado en los adentros
nuestros —siempre incompletos,
como aquellos objetos de deseo que
querríamos
querríamos
arrastrar por fuerza desde la naturaleza
hasta el propio Ser. ¿Quién posee el
hacha de oro,
hacha de oro,
quién la afila? ¿Mas acaso la vida
verdadera
verdadera
reside en la caligrafía de las sombras,
del lenguaje y del sonido?, ¿en la
geometría
geometría
infinita de las formas que desde el aire
llegan como ansiando el aroma de la
hierba?
hierba?
¿Es por ello que dejamos los textos
abandonados, inconclusos… parpadeando?
¿Quién establece los límites?, ¿quién
interpreta?
interpreta?
¿Será fingidor el poeta, como Pessoa
un prisionero del mundo o la propia
ficción
ficción
del tiempo? Es el tiempo real del hacha
que talaba
que talaba
la última página del castillo kafkiano.
Índice de números y letras que en cada
vida faltan.
vida faltan.
Publicado en La isla de Siltolá, El hacha de plata es un libro que
parece decir adiós, como si fuera un libro de despedida, pero no lo es. En la
serena madurez el poeta ve las cosas más claras y se siente más libre. Veyrat es
un hombre generoso, inteligente, una leyenda del pasado que vive en el presente
y mira hacia el futuro. Capador de sombras y creador de luces. Forzador de “los
límites de la palabra fronteras /del lenguaje. Ir más allá. El espacio / no es
sino sutilísima luz.
parece decir adiós, como si fuera un libro de despedida, pero no lo es. En la
serena madurez el poeta ve las cosas más claras y se siente más libre. Veyrat es
un hombre generoso, inteligente, una leyenda del pasado que vive en el presente
y mira hacia el futuro. Capador de sombras y creador de luces. Forzador de “los
límites de la palabra fronteras /del lenguaje. Ir más allá. El espacio / no es
sino sutilísima luz.