Cuadernos de Humo

Antologia de poetas toledanos menores. VI


      Como
está vivo, aunque se muere cada día un poco, vamos a retrasar su biografía para
cuando le llegue la hora y vamos a alterar el formato estrófico y de los sonetos
nos pasamos a un poema “de los de ahora”, como decía la madre del poeta. He
tenido la suerte de conseguir, por medio de un amigo del poeta, la fotografía
que le inspiró este poema y que ha sido publicado en Estación poesía, la revista de poesía que dirige Antonio Rivero
Taravillo.
           PLAZA DE SAN MARCO. VENECIA.

Sentados
en un banco, bajo los soportales,

dos
jóvenes se miran incendiados de la misma manera

que
el agua veneciana se estremece cuando la mira el sol.

Son
dos cuerpos en armas: ligeros de equipaje,

coraza
de algodón, pantalones vaqueros

y
la fresca insolencia de sus escasos años.

Tienen
todo el día y la noche para amarse por plazas y pensiones, 

toda
Venecia para mostrar su amor.

Uno
de ellos se tumba

y
apoya la cabeza en el regazo amigo

como
un cristo yacente ofrecido y vivísimo

coronada
de luz la cabeza rapada.

Se
inclina el compañero y le besa

mordiéndole
en los labios como quien come una fruta madura.

Curva
la espalda, tensado el cuello, la barbilla encajada

y
las bocas unidas, se quedan un momento sin moverse:

gloriosa
imagen en mármol de Carrara.    

Los
contemplan dos viejos sorprendidos,

mil
palomas, un bosque de miradas

y
una tarde gloriosa de septiembre.

A
uno de los viejos se le corta la sangre

y
siente un navajazo en las entrañas

al
recordar que hace ahora casi cincuenta años

en
esta misma plaza, un mochila por toda compañía,

alguien
que al preguntarle “Vai solo?”

le
enseñó el camino hacia lo oscuro.

Cuando
volvió a su casa no le reconocieron

y
tuvo que marcharse lejos de su ciudad a vivir en tinieblas.

4 thoughts on “Antologia de poetas toledanos menores. VI”

  1. "…toda Venecia para mostrar su amor…" Este poema "duele" Hilario. Alguien comentó en FB ¿se habrá marchado lejos para vivir en tinieblas o sin tinieblas? me pregunto lo mismo. Así como los sonetos anteriores me imagino que el autor de este poema curiosamente llevará las mismas iniciales de Honorio Bocángel y Heráclito Belvis. Precioso poema, pero duele en el alma ese "navajazo"de las entrañas.

  2. Por hache o por be

    Muchas gracias, Beatriz. Un poema es también una navaja que rasga la piel de la razón y la del corazón.

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