Cuadernos de Humo

Oír, ver, soñar…

Música para ver, pintura para escuchar.
Javier Ulises Illán
Nereydas.
Editorial Cuarto Centenario, Toledo 2014

Hay libros que se enriquecen con el paso del tiempo. Angelico Greco, escrito para celebrar el cuarto centenario de la muerte del Greco, nace con vocación didáctica, en este caso pictórica, humana y musical, que motiva los sentidos y ayuda al lector a ver la música y a oír la pintura.

Un libro de preciosa factura estética, con una introducción que se balancea entre lo poético y lo histórico, lo humano y lo divino, un libro-disco pensado para escuchar los cuadros del pintor, con una mirada a la música en tiempos del Greco, a la vida del pintor y a su obra, una valiosa cronología y algunas anécdotas que iluminan la sociedad que envolvía al cretense.

La introducción está escrita por el por el director de orquesta e investigador sobre la música barroca misional Javier Ulises Illán, fundador y director del grupo musical Nereydas que ha participado en la grabación dirigida por él mismo, en la que figuran las sopranos Eva Juárez, María Eugenia Boix y Sandra Redondo, el tenor Gerardo López y un coro a 6 voces. Se utilizaron instrumentos del renacimiento, como la vihuela de 6 órdenes, la viola da gamba, el cembalino, el carrillón, la espineta, el órgano del coro del deán, el violín barroco y tuvo lugar en la Catedral de Toledo y en la Iglesia de Santo Tomé. Ha contado, entre otros, con fuentes musicales de los compositores Francisco Guerrero, Diego Ortiz, Tomas Luis de Victoria, Alonso Lobo, Alonso de Mudarra.

En Angélico Greco, “oyen los ojos, miran los oídos”, que es la idea principal del libro, donde se intenta aunar “pintura y música para acercarnos a la figura de Domenico Theotocopuli, a su mundo interior, sus espacios y, también, a sus paisajes sonoros”.

Un breviario ilustrado donde la pintura de los sentidos nos ilumina la mirada, nos llena de música, las rosas y las azucenas y las coronas de laurel nos perfuman la mente, sentimos la caricia del lenguaje de las manos y palpamos luces y sombras, nos ciega la brasa del rojo incendiado y sentimos el fulgor del ángel que se lleva el alma.

Un libro imprescindible para los amantes de la música y la pintura.

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